El campo no solo produce alimentos sino también es una herramienta de terapia para numerosas afecciones de salud humana. En entrevista para Suena a Campo, el ingeniero zootecnista Gustavo Carlino brindó su expertis en el tema de las ciencias agropecuarias aplicadas a la recuperación de pacientes con adicciones. Él es responsable del taller «Huerta terapéutica» en el centro de rehabilitación y reinserción social para personas que padecen adicciones, «Las Moritas».
Carlino empezó explicando que la terapia es toda aquellas técnicas aplicadas en el paciente para tratar una afección, en este caso las adicciones y que permite formar parte de un proceso de recuperación.
Por otro lado recordó que cultivar viene de cultura, es decir que “lleva nuestro acervo y nos hace ser quienes somos”, y que “la huerta puede realizarse con fines productivos pero también terapéuticos”, dijo Carlino.
Las Moritas es un centro para tratar a pacientes jóvenes con consumo problemático y agudo de sustancias psicoactivas.
“El paciente que se interna, llega con su autoestima muy baja, abandonado sobre sí mismo y muchas veces abandonado por la familia también”, manifestó el ingeniero.
Según Carlino, los beneficios de la huerta como terapia podrían identificarse en cuatro grupos: fisiológicos, psicológicos, sociales, y cognitivos. “Una persona que llega al centro a emprender el proceso de recuperación, al principio, se encuentra estresado y expectante a recibir cualquier tipo de violencia. Entonces cuando llega a la huerta, un espacio donde solo conecta con la naturaleza se puede desestresar. Porque la relación que tiene el ser humano con la naturaleza es innata”.
Huerta terapéutica
“Antes de la pandemia, los tratamientos duraban entre 5 y 7 meses. Entonces durante ese tiempo, se podía sembrar y cosechar lo que se había cultivado, viendo el logro de su trabajo”, dijo Carlino. Y contó que los vegetales cosechados “iban a parar al plato infaltable del día que era la sopa”. Con la pandemia, el período de recuperación se redujo a dos meses. “Entonces lo que siembran no lo pueden cosechar”.
Uso del ingenio
Esta situación de pandemia llevó a que tuvieran que adaptarse y buscar la forma de poder trabajar en la huerta sembrando y cosechando. Es por ello, que el ingeniero decidió realizar siembras escalonadas dentro de la ventana de siembra de cada cultivo. De tal manera, que un paciente que está sembrando, puede cosechar al mismo tiempo algo que otro paciente ya sembró anteriormente.
Productos de la huerta
Se realizan cultivos estacionales y anuales de varios tipos, como por ejemplo: Haba, acelga, lechuga, espinaca, puerro, repollo blanco, cebolla, brócoli, coliflor, arveja, perejil, zanahoria, rúcula y rabanito.
La huerta es puramente orgánica, donde las semillas son provistas por el programa Prohuerta de INTA, como así también los conocimientos y algunas técnicas.
“Este último tiempo, hemos recibido practicantados de las facultades de psicología, educación física, y del terciario para acompañante terapéutico”.