En tiempos de crisis sanitaria, uno de los métodos más efectivos de prevención de contagios es el lavado de manos con agua y jabón. ¿Pero qué pasa con quienes no tienen asegurada la provisión de agua potable? Mabel Amarilla, técnica de INTA Santiago, nos comenta algunas estrategias para desinfectar el agua de manera casera.
El agua que llega a nuestras casas, cuando abrimos el grifo, ha pasado por varias etapas que permiten su potabilización: captación, desbaste, desarenado, coagulación, sedimentación, filtración y finalmente la muy importante desinfección. Sin embargo no todxs tenemos acceso al sistema de distribución domiciliario de agua.
Desde el INTA tenemos claro que la provisión de agua potable suficiente para cada ciudadano es una obligación del Estado. Sin embargo, en las zonas periurbanas, en las zonas rurales y en las poblaciones dispersas, el acceso al agua es limitado, tanto para la higiene como para el consumo. En zonas áridas, semiáridas y con años de déficit hídricos, donde la disponibilidad de agua es escasa, debemos gestionar este recurso de manera eficiente. Es clave tomar recaudos y asegurar la dotación de agua necesaria para la bebida y la cocción de los alimentos, pero también para la higiene.
Acercamos en este artículo, algunos consejos para desinfectar el agua.
Es muy importante tomar medidas para mejorar la calidad del agua que tenemos acopiada, ya sea en cisternas, aljibes o tanques. En estos casos, donde tenemos agua clara (sin materia en suspensión, sin color y sin olor) para garantizar su calidad y convertirla en agua segura, debemos desinfectarla.
¿Qué es la desinfección?
La desinfección del agua es el proceso que permite la eliminación de los microorganismos patógenos que existen en el agua. El agua potable y el agua segura no deben contener estos microorganismos.
¿Cómo se logra desinfectar agua?
Se consigue químicamente con cloro, dióxido de cloro o hipoclorito. De igual forma se logra físicamente con calor o luz ultravioleta.
Como parte del procedimiento se debe filtrar el agua con un paño o gasa limpia, para quitar todo el material flotante o en suspensión.
El Cloro
Los métodos habituales son el uso de hipoclorito sódico al 5% o mediante pastillas de dióxido de cloro. La fórmula más común es agregar lavandina común (apta para desinfectar agua) a una razón de 4 gotas de lavandina por cada litro de agua. Después de la aplicación, se debe mezclar bien el agua y dejar reposar durante 30 minutos permitiendo así que el cloro entre en contacto con los microorganismos.
El Calor
El tratamiento con calor es tan sencillo como hervir el agua. Se debe hervir el agua hasta alcanzar el punto de ebullición (100º C) Se consigue así que las bacterias mueran o se inactiven. Lo recomendable es hervir el agua durante 5 minutos.
Luz Ultravioleta
El tratamiento del agua necesita luz solar y un recipiente transparente ligero. Las botellas se llenan de agua y se exponen al sol durante seis horas. Los rayos ultravioletas contenidos en la luz solar matan los gérmenes infecciosos.
Recordemos que será necesario reservar e incluir un volumen adicional a la dotación habitual para la higiene, y en particular para el lavado de manos.
Nadie puede ser privado de agua, necesitamos seguir trabajando en el acceso a ella, priorizando los grupos más vulnerables, a las personas en situación de calle, a los adultos mayores a los individuos aislados.
Finalmente, es necesario señalar que quienes contamos con provisión de agua red, debemos ser solidarios y utilizar este recurso con responsabilidad.
Fuente: INTA